domingo, 18 de enero de 2015

SIN TÍTULO

Cuando no se sabe
dejas que tus pies,
floten en los zapatos
con un número más.

A esa edad, cuando no se sabe,
tiendes tu cuerpo
y la solana seca tu pelo.

Cuando no se sabe
que los cuentos son mentira,
dejas pasar el tiempo
entre manzanas y príncipes.
Cae la lluvia y sigues jugando.

Pero, cuando el espacio cruje,
el pecho salta en forma de trueno.
Llegan los volcanes
y se enfurecen:
pasan su lengua y te quemas.

Ahora curtida de lo que sé,
quisiera volver,
a no saber nada.

© Blanca Vicario

OCASO

Da igual,
que los faros de tus ojos
estén bajos
y rayen la línea de la vida.
Dos nombres en una señal,
el momento y la pregunta.
Un camino izquierdo
y el derecho,
la distancia,
la lógica
y el corazón
y un vaso para aclarar la duda.
Da igual,
que los faros de tus ojos
estén bajos
y paren en una estación
de descanso;
hoy es otra cosa,
- Este no es el caso -
el viaje continúa camino abajo
y el freno en la garganta habla,
saliendo al encuentro
unos poemas en braille.
Pero la piel no sabe de ese tacto,
hace mucho que no me lees.