El amor llenó sus pechos como si de cántaros se tratara; fue de agua clara, de transparencia y de luz. De sonidos de pájaros y ráfagas de vuelos. De azúcar, de canela y pomelo. Mientras... la poesía preñaba sus dedos y con los ojos cerrados, siempre cerrados, le imaginaba. Luego escribía.
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Hola, Blanca:
ResponderEliminarQué interesante tu poesía. Tan sensual y llena de suavidad y deseo...
Un beso
Ana